ANÁLISIS DEL
PENSAMIENTO DE FERNANDO RIELO.
La
pedagogía es el arma con la cual los docentes de todos los tiempos han
intentado cultivar en sus educandos el saber de las ciencias y la aplicación de
las mismas, sin embargo con la imperfección del ser humano y el facilismo que
esta conlleva nos hemos olvidado del amor que le debemos poner a todo lo que
hacemos. Esa despreocupación u olvido insta a Rielo a formular para todos
aquellos que estamos de una u otra forma en el camino de la enseñanza, la pedagogía
del éxtasis, concebida como la voluntad del ser humano para mirar y dirigirse
hacia adelante, de tratar siempre de superar sus propias limitaciones, de
convencerse que el mundo Dios lo creó para todos y que para todos deben ser los
beneficios de las ciencias.
Éxtasis
es la forma como elevamos nuestro espíritu hasta conseguir lo que anhelamos,
teniendo siempre como norte la firme decisión de servir a todo aquel que
necesite y a la vez transmitir todo aquello que la vida ha puesto en nuestra
experiencia. Rielo es un visionario no porque se adelantó a su tiempo, sino
porque tomó lo que siempre ha estado allí con el ser humano, lo que Dios
concedió a sus hijos imperfectos, el espíritu de lucha y el amor que se debe
poner a todo lo pretendemos realizar.
Y es
que actualmente estamos demasiado preocupados por llenarnos de
conocimientos, técnicas y estrategias
que parecen ser soluciones, pero que solo llegan a convertirse en fantasmas de
media noche, en espejismos que pululan en nuestra conciencia y que nos abstraen
de lo verdaderamente importante. Estamos ante un mundo lleno de consumismo de
egoísmo y confrontaciones, y es con esos fines con los que estamos tratando de
cultivar nuestro intelecto y es por eso precisamente que estamos fracasando
como profesionales, como padres, como maestros y sobre todo como personas.
“El
desarrollo de la conciencia extática es signo de normalidad, no solo espiritual
y ética, sino también psicológica”[1]. Lo anormal es la actitud que el ser humano
adopta en su preparación o la adoptada a la hora de querer preparar a otros.
Rielo expone con claridad una sentencia lógica e ineludible, porque quién más
normal que aquel que intenta superarse día con día y que con su preparación
busca el servicio y la satisfacción de las necesidades comunes de todos quienes
le rodean. No basta con saber y ser, hay que dar y hacer para que tenga
verdadero sentido el avance y desarrollo vertiginoso de las ciencias.
Es
hora entonces de asumir la responsabilidad social de la preparación académica y
social, que sea una preparación para la vida, que dependa de educadores y
educandos establecer una verdadera voluntad de superación, que el éxtasis que
Rielo promueve se perennice en cada ser que se prepara y que el humanismo que
Dios quiere en nosotros permita que la educación y la convivencia entre los
seres humanos permita desarrollarnos en igualdad de condiciones, sin prejuicios
ni estigmatizaciones de ningún tipo.
Bien
ResponderEliminarBien
ResponderEliminar